lunes, 18 de agosto de 2014

La Gente...

Desprecio a quien, con la suerte de haber podido asistir a una universidad, vivir en un barrio bueno, tener a una familia que l@ quiere y haber tenido la nevera llena toda su vida, habla marcando sentencia sobre lo que tienen que hacer y cómo se tienen que organizar l@s que no pudieron ir a la universidad, vivieron en un barrio chungo, no tuvieron una familia que l@s quiso o han tenido la nevera llena de telarañas más de cuatro veces.
Tanto hablar del materialismo histórico cuando nos conviene, y qué rápido lo olvidamos cuando se trata de contemplar la realidad material de nuestras vecinas y vecinos, de nuestros barrios y de nuestra gente.
Marx habló del fetichismo de la mercancía, pero si hoy levantara la cabeza, se asustaría al ver cómo le hacen la competencia el fetichismo de unas siglas, un partido, una ciudad...
No vamos a cambiar las cosas desde arriba, porque además de que sería más feo, sería imposible. No escribo esta crítica pensando sólo en la izquierda tradicional (IU, PCE...), también en lo nuevo (Podemos, Equo) y en los movimientos sociales consolidados que en ocasiones asumen lo peor de los partidos.
A muchos se les llena la boca proclamando "hay que trabajar con la gente" pero no confían en la gente.
Tampoco quiero ser ingenuo. La gente en nuestra ciudad no es perfecta, la gente en nuestra ciudad ha sido extremadamente individualista durante demasiado tiempo, ha votado a un alcalde corrupto durante demasiados años, se ha desentendido de los problemas del vecino durante demasiados inviernos...
Pero esa gente somos nosotros. Los que queremos una sociedad sin clases sociales y los que se conforman con llenar la nevera somos los mismos; el escritor boliviano Muruchi Poma,  nos recuerda que en su pueblo "la revolución era conseguir un tractor". El límite entre lo posible y lo imposible no lo marca un programa, ni unas siglas, ni un manifiesto, lo marca el poder popular, la confianza de todas y todos en qué podemos cambiar las cosas. ¿Acaso es justo atacar al individualismo dominante si caemos en actitudes competitivas, en absurdos protagonismos y en luchas donde el yo se antepone al nosotras? A la entrada del centro social Valcárcel había un bidón de basura grande en el que ponía "Antes de entrar, deposita aquí tu Ego"... quizá por cosas así, por frases tan aparentemente simple pero tan profundamente revolucionarias, los que mandan lo desalojaron tan pronto. Pues eso, al carajo los egos, para construir ese mundo en el que, como aventuraba Ezequiel Zamora (1817-1860) "No habrá pobres ni ricos, ni esclavos ni dueños, ni poderosos ni desdeñados, sino hermanos que sin descender la frente se traten bis a bis, de quien a quien”. 
(hermanos y hermanas, Ezequiel, picha)



No hay comentarios:

Publicar un comentario