martes, 17 de septiembre de 2013

¿Esperanza? de vida.

Nos dicen que los datos no engañan, los datos siempre dicen la verdad. Pero los datos dicen la realidad que quiere difundir la persona o institución que los publica. 
Si, por ejemplo, un dato nos dice que la esperanza de vida en Escocia es de 76 años, no podemos decir que este dato sea mentira, pero si debiéramos preguntarnos ¿De qué nos sirve este dato, nos aporta algo? ¿No serían más útiles los siguientes datos?:
"En Glasgow (Escocia), la esperanza de vida en el barrio pobre de Calton es de 54 años, 28 años menos que los de Lenzie, barrio rico, a pocos kilómetros de distancia"
No tenemos que irnos tan lejos, quedémonos aquí en Cádiz. Ya en 2008, un informe sobre "Salud y Desigualdades Sociales" promovido por la Asociación en Defensa de la Sanidad Pública en Andalucía nos reveló que una persona que nazca en el barrio de la Viña (pobre) tendrá una esperanza de vida 10 años menor que una que nazca en Bahía Blanca.
De poco nos vale el dato global de la esperanza de vida en Escocia (76 años) si nacimos en Dalton, o el dato de la esperanza de vida en España (80 años) si nacimos en La Viña. ¿Por qué son tan conocidos entonces los datos globales de España, Estados Unidos, Alemania... si nos aportan tan poco?
Pues porque sirven para esconder la relación entre la esperanza de vida y las condiciones materiales, o sea, entre muerte y pobreza.

Por cierto, este año ha sido el primer año en que la esperanza de vida en el estado español se ha reducido. ¿Comemos peor? ¿Fumamos más? No, los datos dicen que fumamos menos. La causa es sencilla, se llama "recortes en sanidad, aumento de la precariedad laboral, desahucios, depresiones, recortes en dependencia..."
Aunque sus datos intenten esconderlo, a poco de contrastar información, podemos acordar que estamos en manos de asesinos.