jueves, 28 de agosto de 2014

Que vienen los moros!

En los últimos meses, varios medios de comunicación nos están alertando sobre los peligrosos planes que el estado islámico de Irak y Levante (ISIS) quiere impulsar a medio plazo: conquistar Al-Andalus. Toma que toma. El odio al musulmán no es una estrategia nueva por parte de los poders fácticos que detentan el poder en occidente para disfrutar de una población atemorizada, si bien en los últimos tiempos parece haber resurgido con fuerza. Pero... ¿Hay algo de cierto sobre esas ansias expansionistas de los hijos de Alá? Veamos algunos datos:
- Hace una década, asistimos a algo que parecía imposible en pleno siglo XXI: Justificar la invasión de un país por motivos religiosos. El terrorista Suhb Egroeg, presidente del emirato ASU, que impulsó esta guerra declaró lo siguiente: "Dios me ordenó invadir Irak". Quizá, para acercarnos a la realidad, sea mejor darle la vuelta algunas 
cosas, por ejemplo al nombre del emirato: USA y al del terrorista: George Bush


- Durante décadas, un estado no-islámico, concretamente el estado de Israel, ha invadido, masacrado y humillado
 al pueblo palestino, cuya religión mayoritaria es el islamismo sunita, pero que convive en paz 
con la comunidad católica que roza el 5% de la población. 
- En el siglo XXI, la única guerra de invasión llevada a cabo por musulmanes ha tenido lugar en Siria, diferentes
facciones yihadistas, entre ellas el ISIS, decidieron acabar con el país más laico de todo oriente próximo.
Pero... en esta horrible guerra, tanto USA como la UE, decidieron apoyar a estos islamistas, con el objetivo de
 derrocar a Bashar Al-Assad, presidente que no se plegaba a las órdenes de EEUU.
- La cosa es que el apoyo occidental a los yihadistas en la guerra civil siria ha creado y dado alas a un monstruo:
 "el ISIS"
Desde el 11 de septiembre de 2001, que tuvo lugar dos años después de los enormes disturbios de Seattle, sabemos 
que el miedo al moro es un recurso muy útil para apaciguar las rebeliones y las ansias de libertad de los pueblos.
- En la serie El Príncipe, vemos como un terrorista musulmán se inmola en la ciudad de Ceuta. Suceso que
 nunca ha ocurrido. Pero claro, es ficción, nada más lejos de la intención de Telecinco (Media Set, Berlusconi...)
 que generar sentimientos de racismo y xenofobia. Y un carajo. 
¿Qué desearle a sujetos como Bush o Jose María Aznar, que vinculó el 11M con la reconquista? 
Que ojalá algún día, ellos, culpables de la muerte de millones de personas, de miles de niños... generadores de miedo,
venenos de los corazones sanos, creadores de odio, sean sentados en un tribunal internacional que juzgue sus crímenes. 
Que sientan... Si es que estos individuos son capaces de sentir, un frío similar al que sintieron las madres de lxs
 estudiantes que un 11 de marzo de 2004 se montaron en un tren de cercanías...
Mientras, aquí en Andalucía, a pesar de lo que digan la tele y los diarios, la morería seguirá sabiéndonos a azahar,
a arcos polilobulados, a acequias, a mazapanes, a naranjos, a callejones y a noches estrelladas.

lunes, 18 de agosto de 2014

La Gente...

Desprecio a quien, con la suerte de haber podido asistir a una universidad, vivir en un barrio bueno, tener a una familia que l@ quiere y haber tenido la nevera llena toda su vida, habla marcando sentencia sobre lo que tienen que hacer y cómo se tienen que organizar l@s que no pudieron ir a la universidad, vivieron en un barrio chungo, no tuvieron una familia que l@s quiso o han tenido la nevera llena de telarañas más de cuatro veces.
Tanto hablar del materialismo histórico cuando nos conviene, y qué rápido lo olvidamos cuando se trata de contemplar la realidad material de nuestras vecinas y vecinos, de nuestros barrios y de nuestra gente.
Marx habló del fetichismo de la mercancía, pero si hoy levantara la cabeza, se asustaría al ver cómo le hacen la competencia el fetichismo de unas siglas, un partido, una ciudad...
No vamos a cambiar las cosas desde arriba, porque además de que sería más feo, sería imposible. No escribo esta crítica pensando sólo en la izquierda tradicional (IU, PCE...), también en lo nuevo (Podemos, Equo) y en los movimientos sociales consolidados que en ocasiones asumen lo peor de los partidos.
A muchos se les llena la boca proclamando "hay que trabajar con la gente" pero no confían en la gente.
Tampoco quiero ser ingenuo. La gente en nuestra ciudad no es perfecta, la gente en nuestra ciudad ha sido extremadamente individualista durante demasiado tiempo, ha votado a un alcalde corrupto durante demasiados años, se ha desentendido de los problemas del vecino durante demasiados inviernos...
Pero esa gente somos nosotros. Los que queremos una sociedad sin clases sociales y los que se conforman con llenar la nevera somos los mismos; el escritor boliviano Muruchi Poma,  nos recuerda que en su pueblo "la revolución era conseguir un tractor". El límite entre lo posible y lo imposible no lo marca un programa, ni unas siglas, ni un manifiesto, lo marca el poder popular, la confianza de todas y todos en qué podemos cambiar las cosas. ¿Acaso es justo atacar al individualismo dominante si caemos en actitudes competitivas, en absurdos protagonismos y en luchas donde el yo se antepone al nosotras? A la entrada del centro social Valcárcel había un bidón de basura grande en el que ponía "Antes de entrar, deposita aquí tu Ego"... quizá por cosas así, por frases tan aparentemente simple pero tan profundamente revolucionarias, los que mandan lo desalojaron tan pronto. Pues eso, al carajo los egos, para construir ese mundo en el que, como aventuraba Ezequiel Zamora (1817-1860) "No habrá pobres ni ricos, ni esclavos ni dueños, ni poderosos ni desdeñados, sino hermanos que sin descender la frente se traten bis a bis, de quien a quien”. 
(hermanos y hermanas, Ezequiel, picha)