lunes, 13 de mayo de 2013

Evaluación externa y desigualdad

Dicen los tontulianos de la tele que es necesaria una evaluación externa y estandarizada,  capaz de valorar la tarea que realizan los centros y los docentes. Como todos y todas tendrán que realizar la misma prueba, no hay trampa ni cartón, argumentan. Ese razonamiento, tan simple y vacío, casa muy bien con los formatos de los debates televisivos, entre gritos y demagogia; y, lo que es peor, cala en amplias capas de las clases populares, precisamente contra las que va dirigida esta medida. Voy a poner un ejemplo, mediante el que intentaré explicar las consecuencias de esta evaluación externa, también llamada reválida:

- La clase de 4º de primaria del colegio público Diamantino García tiene 17 alumnos y 13 alumnas. Vamos a conocer a algunos/as: Ana tiene 11 años, su padre está en la droga y su madre padece depresiones, Julián tiene a mamá en la cárcel, María a 2 hermanos en el "reformatorio", tanto la madre como el padre de Alfonso tienen problemas con el alcohol... Ah, se me olvidaba, el centro Diamantino García se encuentra en un barrio pobre, con una tasa de paro del 50%, altos niveles de absentismo escolar, y problemas de contrabando de drogas, conflictivad social, violencia. Pero los chavales y chavalas de la clase de 4º de primaria han tenido mucha suerte. Este año les ha tocado con Carmen, una maestra comprometida con las escuela pública, con los de abajo, que lucha por la emancipación social, una gran profesional que basa su trabajo en la investigación pedagógica y didáctica.
El esfuerzo del alumnado, la comunidad educativa y de Carmen ha dado unos frutos increibles: el alumnado ha mejorado enormemente sus habilidades sociales, la convivencia y la resolución pacífica de conflictos; han aprendido a pensar, a ser críticos con la realidad que les rodea. Y en esas pruebas externas, ha pasado, de una media de 3,2 a un 4,7!!.

- La clase de 4º de primaria del colegio concertado Emilio Botín (no creo que haga falta hablar mucho de su contexto) ha sacado un 6,3.

La administración educativa valorará "el esfuerzo" del maestro del cole Emilio Botín, Mariano creo que se llama, y sancionará a Carmen, la maestra del Diamantino García, por no llegar al aprobado. Al año siguiente el Emilio Botín recibirá más fondos que el Diamantino García, y los padres y madres (sin conciencia social) que puedan permitirse elegir centros optarán por el que ha sacado un 6,3. Con lo cual, más demanda de alumnado, más lineas (4º A, 4º B, 4ºC...) y mayor financiación todavía para el Emilio Botín. Mientras, el Diamantino García, cada día más pobre, peor financiado y con un cuerpo docente hasta el carajo (y el coño) de un estado elitista y segregador.

¿Crees que Wert piensa, de verdad, que Carmen y su alumnado no se han esforzado lo suficiente? Claro que no, él sabe que se han esforzado muchísimo, pero evaluará el producto y no el proceso porque lo que quiere, lo que quieren los de arriba, es que los niños y niñas de ese barrio sigan siendo pobres como lo son sus papás y sus mamás, y presa fácil de las dificultades a las que nos suele avocar  un entorno social extremadamente desfavorecido, y, cómo no, que sigan siendo mano de obra barata para siempre, para que así, los niños y niñas del Emilio Botín (que son sus niños y niñas) puedan viajar a Miami, ir al palco del Bernabéu, vivir en una mansión y tener un yate como el de papá. 

Es importante que los trabajadores y las trabajadoras seamos conscientes de que la evaluación externa es un elemento más de la lucha de clases, la que llevamos años perdiendo. Y que tenemos que luchar contra ella si queremos un futuro digno y justo para nuestros hijos e hijas.



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